En esta ocasión toca recuperar un artículo de los más comentados en la extinta Masliga: ‘Sistema o Recurso: El fuera de juego‘.
Más allá de generar controversia y poner en duda el trabajo de los jueces de línea y de los colegiados, en Instituto Fútbol hablamos del fuera de juego como herramienta para los entrenadores.
Y para ello, le preguntamos a uno de ellos, Néstor Pérez, quien nos da una visión que puede ser útil para muchos.
¡A disfrutar!
Sumario
El Fuera de Juego como pieza clave del fútbol moderno
El dominio de los espacios y el tiempo se ha convertido en una dinámica indispensable en el funcionamiento del fútbol moderno. Uno de los máximos exponentes que aúna esas dos variables es el “fuera de juego“.
El Milán de Arrigo Sacchi o la Holanda del 74 hicieron del fuera de juego una filosofía, un arma defensiva que ponía la guinda al pastel de la transición defensiva. En nuestro fútbol actual resulta complicado asistir al uso del “fuera de juego” como algo sistemático, como una filosofía de juego, si bien es cierto que determinadas formas de presión y la obsesión por el achique de espacios mantienen vivo uno de los elementos más originales de nuestro juego.
Los cambios en el reglamento que pasaron a penalizar al jugador en “fuera de juego” sólo en base a su acción y no únicamente a su posición, unido a los progresos tácticos de conjuntos y jugadores, han hecho que ejemplos de equipos como los anteriormente mencionados hayan prácticamente desaparecido. La evolución del juego, los desarrollos tácticos y el fútbol actual nos presentan versiones de equipos que utilizan el “fuera de juego” como un arma importante, aunque no lo practiquen de forma sistemática, como por ejemplo, el Barça de Guardiola.
Lo necesario para que el fuera de juego sea un recurso
Como si de un partido político se tratara, el “fuera de juego” necesita un líder. Un futbolista con poder de decisión, capaz de entender el juego, de tomar decisiones de correctas y de liderar a una defensa que precisará de una coordinación perfecta para minimizar el margen de error. Nada, o casi nada, es fruto de la casualidad en el fútbol, pero mucho menos las probabilidades de éxito en la utilización del “fuera de juego” si no se lleva a cabo un trabajo minucioso, una coordinación precisa y una implicación de todo el equipo en la fase de transición defensiva.
Baresi, un ejemplo de líder
Algunos aspectos tácticos resultan imprescindibles si queremos adelantar nuestra línea defensiva con la intención de utilizar el “fuera de juego”:
- La reducción de los espacios, no sólo entre líneas, sino también entre futbolistas
- La capacidad de orientar el ataque del rival hasta nuestras zonas elegidas de presión
- La supresión de líneas de pase que impidan el aprovechamiento de los espacios del equipo contrario serán condiciones vitales en el buen funcionamiento de nuestro equipo.
Una concentración extrema de toda la línea defensiva y una coordinación de movimientos tras la toma de decisiones marcarán la delgada línea que separa el éxito del fracaso en el empleo del “fuera de juego”
Más allá de la conveniencia, idoneidad o de las dificultades que pueda plantear la utilización táctica del “fuera de juego”, existen circunstancias puntuales la convierten en una solución efectiva para evitar la profundidad ofensiva de nuestros rivales. Emplear el “fuera de juego” en inferioridad numérica defensiva ante un contraataque del rival, o como solución para alejar del área a atacantes con gran poder rematador y sin una gran capacidad de desborde en velocidad, son dos claros ejemplos que pueden permitirnos sacar partido a la utilización táctica del fuera de juego.
Una maniobra estratégica, un recurso táctico o una filosofía de juego, sea como sea el “fuera de juego” es uno de los elementos de nuestro fútbol que genera más controversia, cuya utilización requiere de un trabajo más minucioso y cuyo éxito se convierte en uno de los aspectos defensivos más rentables del fútbol moderno.
Autor
