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Cómo ganar confianza cuando eres futbolista

Ganar confianza

Hoy vamos a hablar de una cuestión tan vital para el futbolista como lo es ganar confianza

Lo importante de ganar confianza

Os habréis preguntado alguna vez cómo puede ser que jugadores con el talento justo hagan carrera en el fútbol profesional mientras que otros a los que se les presupone un mayor talento no lleguen a vivir del fútbol. Hay un montón de leyendas urbanas acerca de jugadores con mucho talento que a la hora de la verdad no rendían. Recuerdo una en concreto que habla de un amigo de Cristiano Ronaldo, (la historia más ridícula del mundo). En realidad hay muchos factores que pueden influir en la progresión de un jugador, y hay que tener en cuenta que cada persona es un mundo, y los jugadores son personas, aunque nos los quieran vender como máquinas.

Con 12 años recién cumplidos ingresé en las categorías inferiores del RCD Espanyol. Un club con una cantera que reunía a lo mejor de cada casa a nivel nacional; éramos una selección. Si algún jugador del equipo contrario nos complicaba la vida, tenía varios números para ser fichado la siguiente temporada.

Durante mis 7 temporadas como canterano blanquiazul vi como entraban y salían jugadores a final de cada mes de junio (algunos antes). Al poco tiempo nos enfrentábamos a ellos y no eran ni la mitad de buenos que habían sido cuando el Espanyol se fijó en ellos. Se supone que el haber pasado una o más temporadas con compañeros de mucha calidad, independientemente de haber jugado más o menos, deberían salir del club siendo mejores jugadores. Pues en muchos casos no era así, y yo me preguntaba cómo podía ser que fuesen a equipos inferiores al nuestro, y no destacaran.

Incluso cuando llegaban al Espanyol ya no eran los mismos que habían deslumbrado a que llamó la los técnicos del Espanyol. Absolutamente nada que ver. Alguno llegaba a sufrir cuando jugaba con el partido sin resolver. Habían perdido la confianza.

Aprendí a detectarlo en sus caras; vi esas mismas expresiones faciales en decenas de compañeros, alguna vez en mí mismo. Cuando la confianza se va es difícil crear. Hay un concepto que me apasiona: la confianza creativa. Se relaciona con los escritores, pintores, compositores… artistas en general.

Consiste en la no necesidad de aprobación a la hora de crear una obra o un producto. Lo contrario es el miedo al qué dirán, lo cual hace que dejemos de arriesgarnos. A diferencia de los niños, que siempre nos enseñan sus dibujos en busca de algún tipo de aprobación, cuando se tiene confianza creativa se es mucho más libre a la hora de hacer, crear o proponer.

Yo lo asocio a la madurez. Pues es habitual que en algunas fases de la carrera el futbolista pierda la confianza creativa que permite fluir dentro del campo. Hay jugadores que necesitan palmaditas en la espalda y el reconocimiento y otros simplemente que les dejen en paz.

Me viene a la cabeza una frase del Gran Wyoming respondiendo a esta pregunta: “¿Cómo sabes que la gente se va a reír con lo que dices?”. La respuesta: “No lo sé, simplemente hablo, y alguien me dijo que si hablas mucho al final dices cosas graciosas”. Parece una tontería, pero yo lo interpreto como una muestra de confianza creativa. Insistir hasta llegar al objetivo.

Un partido no deja de ser una gráfica en la que las acciones comunes se mueven en picos bajos y las brillantes o importantes en picos altos. Por ejemplo, Messi no hace jugadas brillantes cada vez que toca la pelota, pero la toca mucho porque eso le da confianza; entonces cuando ve la posibilidad de hacer “magia” tiene la confianza (y el talento) para intentarlo. Quizás el ejemplo de todo lo que voy a explicar en los siguientes puntos es Pedro Rodriguez. Sin ser un fuera de serie, durante muchos años ha sido un fuera de serie por la enorme confianza que derrochaba.

Fallar es lo más normal del mundo

Es imposible practicar deporte y no cometer fallos. Michael Jordan, Serena Williams, Nadal, Tyson, Maradona, Nuria Belmonte, Messi, Henry, Cristiano Ronaldo, etc. cometen fallos. La diferencia es que se alimentan del fallo y aprenden de él.

Un fallo es solo una señal que indica que algo no se hace bien. No pasa nada, solo hay que trabajar para hacerlo cada vez mejor. Sin embargo, muchos jugadores optan por lamentarse y evitar realizar determinadas acciones por miedo a volver a fallar. Ese es el error; esconder las carencias bajo la alfombra.

“La gente empieza mejorar cuando falla” Milton Glaser.

Enfréntate al error

Uno de los retos más bonitos del fútbol es enfrentarte al error (técnico o táctico). Es desafiarse a uno mismo. Mirarse al espejo y decir al defecto: te voy a borrar.  Eso se consigue a base de entreno.

El fútbol es en apariencia un deporte en el que la improvisación tiene un papel importante, pero no es así: cada acción que se realiza ha sido practicada en multitud de ocasiones hasta interiorizarlas consiguiendo que surjan de manera natural cuando la situación lo requiera. Al final el futbolista es un robot con un montón de acciones y decisiones grabadas en el disco duro. Cuantos más registros domina el futbolista, más opciones tendrá de resolver situaciones.

El error es el enemigo a batir.

Sé la Sagrada Familia

La Sagrada Familia

La Sagrada Familia

Cualquiera que haya pasado por Barcelona habrá visto que las grúas son parte de la decoración de la Sagrada Familia. Antoni Gaudí comenzó su gran obra en el año 1882, desde entonces sigue en construcción.

Cuando surge la ocasión digo que “soy La Sagrada Familia, siempre en construcción”. Esta metáfora es válida para cualquier persona, pero en este caso la veo muy oportuna para el jugador en activo. Al menos a mí me hubiera gustado pensar así cuando me retiré del fútbol con 26 años, de haber tenido esta metáfora en mano, quizás me hubiera replanteado mi carrera de otra manera; en lugar de decidir que era mi fin total como futbolista, podría haber aceptado que estaba entrando en otra fase, pero que la construcción seguía. Sin embargo, decidí demoler lo que quedaba de mí como futbolista porque no estaba viendo los resultados que esperaba.

Desde entonces he entendido que mi vida es una construcción sin planos, y que no soy quién para decidir que la obra está acabada. En realidad, mi único final será la muerte (pero mis libros serán mi legado; por lo que soy inmortal).

No eres el único que tiene miedo

Photo by Dmitry Ratushny on Unsplash

Photo by Dmitry Ratushny on Unsplash

A medida que cumplimos años es divertido ver que lo que tanto nos preocupaba en su momento, una vez pasado el tiempo no era tan grave como creíamos. Claro que para eso hay que cumplir años y mantenerse despiertos para no olvidar el pasado, porque sin darnos cuenta, nos enfrentamos a los mismos problemas una y otra vez, solo que con diferente formato. Lo mejor es que llegamos a creer que solo nos ocurre a nosotros; llegando a no compartir con otros aquello que no nos deja descansar y por casualidades de la vida se desvanece sin una solución clara. Esa preocupación se diluye como un azucarillo en un vaso de café. Sin embargo, al no solucionarlo queda en algún lugar de nuestra mente y vuelve cada tanto tiempo con otro formato (parezco Jodorowski).

El futbolista siente miedo. Y cree que es el único. Está seguro que el rival que tiene en frente tiene todo controlado. Pero no es así, en el deporte como en la vida hay que aceptar el miedo y utilizarlo como combustible. Pongo un ejemplo: Si tu casa está en llamas y te has olvidado el ordenador en una habitación no entrarás porque quemarte por un ordenador no vale la pena aunque sea un Mac; pero si en esa habitación está la persona que más quieres, lo harás. En ambas situaciones tendrás miedo, pero la recompensa es lo que hace que el miedo sea una motivación o un freno.

Lo mismo ocurre con el físico; hay personas que no se gustan cuando se miran en el espejo, y a su vez creen que las personas que ellas consideran atractivas se dan besos en el espejo cada mañana. Pues muchas de las personas que son consideradas atractivas por la opinión pública, tienen los mayores trastornos que acaban en enfermedades como la anorexia, la bulimia o la vigorexia. Yo me veo guapo y he descubierto por qué: porque soy feliz y me acepto. Acepto que es normal sentirse inseguro, y eso me da mucha seguridad.

En el momento que aceptes que es normal tener miedo, serás valiente. De hecho, lo contrario del miedo es estar loco. Si hay alguien a quien temo es los que no tienen miedo.

Cuídate

Photo by Edgar Chaparro on Unsplash

Photo by Edgar Chaparro on Unsplash

Parece una obviedad, pero no todo el mundo se cuida. Los futbolistas cuanto más jóvenes menos se cuidan. Y con esto no me refiero a que sus vidas sean un desastre, simplemente que, debida a la energía de la juventud uno llega a creerse casi invencible. Pero conviene tener en cuenta que uno de los pilares de la confianza del futbolista es una buena condición física. De nada sirve ser una persona positiva si no cuidas tu alimentación ni tu cuerpo. Cuando uno se siente fuerte y con energía es capaz de jugar por encima de su nivel técnico.

Esto vale para la vida en general; subir unas escaleras sin ahogarte o agacharte para coger unas monedas sin sentir que te quedas doblado, da mucha confianza. Solo hay que ver cuánta gente sale a correr por las calles de las grandes ciudades, no lo hacen para ir a las olimpiadas, lo hacen porque se sienten bien. Y cuando uno se siente bien, afronta la vida con más energía.

Estás viviendo una etapa dorada de tu vida

Mientras eres futbolista pasas por diversos estados de ánimos que se deben a varios factores. El día a día no te permite ver que estás viviendo una de las mejores etapas de tu vida. Juegues más o juegues menos, la carrera del futbolista es una etapa dorada. El poder derrochar tanta energía tras de un balón de fútbol como modo de vida está al alcance de unos pocos afortunados.

Aunque uno no pueda verlo así en el momento es una etapa irrepetible porque la vida es muy diferente cuando se deja de jugar al fútbol. La vida es maravillosa, pero es otra cosa, ni mejor ni peor. Yo solo quiero que nadie deje el fútbol y se arrepienta de no haber disfrutado un poco más.

Aprende todo lo que puedas de tu profesión

El futbolista no está obligado a conocer el reglamento. Partiendo de esa premisa es raro que un jugador se interese por el mundo de la táctica o la psicología deportiva. Para la mayoría de los futbolistas el fútbol se resume en jugar y ver algún partido. No es como en baloncesto que les hacen ver libros de jugadas. No puedo dejar de recordar que los días en los que había sesión de vídeos nos dormíamos. No nos interesaba.

Ahora, retirado hace años, veo vídeos de partidos en los que jugué y me hierve la sangre por no haberlos visto en activo. Veo un montón de jugadas en las que podría haber tomado mejores decisiones. Si alguien me los hubiera enseñado (y yo atendido), habría mejorado mi juego de manera exponencial.

Con la táctica disfrutaba porque me daba herramientas para hacer defenderme del rival sin necesidad de un talento fuera de lo común, y a su vez, la táctica me mostraba las posibles debilidades de mis contrarios. Cuanto más conocía más seguro de mi mismo me sentía en un campo de fútbol.

Ocurre con en cualquier campo: cuanto más sabes, más disfrutas. Si no que se lo digan a los músicos.

Ten inquietudes

El fútbol es una bestia que necesita toda la atención cuando se está en el mundo profesional. Es un monstruo egoísta que quiere toda la atención. Es como una pareja que quiere que hagáis todo juntos, al final eso quema. Con el fútbol es algo parecido, pero hay que explicarle que te gusta hacer otras cosas. Debes encontrar aficiones que te hagan feliz para descargar al fútbol de esa responsabilidad. Tú felicidad no puede depender de un resultado. Si consigues divertirte haciendo otras a pesar de haber perdido un partido, serás una persona más feliz. Y una persona feliz es segura.

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