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La historia del alumno y el maestro, por Federico Lareo

La historia del alumno y el maestro

[su_box title=»Artículo de Federico Lareo publicado en Masliga el 4-11-2011″ box_color=»#f89b3c» radius=»8″]Federico Lareo es periodista y escritor. Autor del libro «Las Razones del Loco: claves para entender a Marcelo Bielsa», Ril Editores, 2009 .[/su_box]

Antes que Pep Guardiola asumiera su labor como entrenador decidió emprender una gira para recibir consejos de distintas personalidades destacadas del fútbol. Una de ellas fue Marcelo Bielsa. El encuentro duró 11 horas y se realizó en el campo que el argentino tiene en las afueras de Rosario. Ahí, el ahora entrenador del Athletic le comentaba a Pep:

¿Por qué le voy a dar una entrevista a un tipo poderoso y se la voy a negar a un pequeño reportero de provincias? ¿Por qué voy a acudir a una emisora líder cada vez que me llame y en cambio jamás a una pequeña radio del interior? ¿Cuál es el criterio para hacer una cosa así? ¿Mi propio interés? Eso es ventajismo.” Guardiola adoptó le medida como propia y hoy la lleva a la práctica cotidianamente.

En aquella charla, registrada por el periodista español David Trueba, en la que debatieron sobre estilos de trabajo, tácticas y otras yerbas, a Bielsa le inquietaba saber qué era lo que lo llevaba a Pep a seguir ligado al fútbol: “¿Por qué usted, que conoce toda la basura que rodea al mundo del fútbol, el alto grado de deshonestidad de cierta gente, aún quiere volver ahí y meterse además a entrenar? ¿Tanto le gusta la sangre?”. Él no lo pensó dos veces y le respondió, firme: “Necesito esa sangre”.

Ambos reconocieron públicamente, por supuesto mucho tiempo antes que se forjara el actual Barcelona, que el estilo de juego que más los deslumbraba y los identificaba era el Ajax de Louis Van Gaal. Aquel mítico equipo holandés, fundamentalmente el de los años 1994 y 1995, desarrollaba un juego que sorprendía a propios y extraños. Contaba en su plantilla con apellidos que hoy, a la distancia, suenan emblemáticos: Marc Overmars, Seedorf, Edgard Davids, Kluivert, los hermanos De Boer, Finidi George, Litmanen, Rijkaard, Kanu, entre otros. Este grupo de jugadores comandados por Van Gaal generaba una atracción similar a la que hoy experimentamos al ver jugar al equipo de Guardiola. Y el mismo Pep, junto con Bielsa, eran fieles admiradores de aquel Ajax. Incluso el español y el argentino han adoptado sistemas de juego y disposiciones tácticas que dan cuenta de la influencia de tan extraordinario conjunto.



Pep: a los buenos jugadores los vemos vos, yo y la mayoría de la gente. Pasa lo mismo con los jugadores malos. El mérito está en advertir y saber que el jugador normal va a ser bueno”, le dijo Marcelo hace algunos años en otra conversación. Guardiola y Bielsa aman el fútbol. Se desviven por él y pasan gran parte de sus días pensando y repensando tácticas, posiciones, esquemas, alineaciones. Son dos de los mejores entrenadores que ha dado el fútbol en los últimos 20 años. Y sin embargo mantienen una humildad y un perfil tan bajo que resultan personajes extraños para este negocio. En las ruedas de prensa no hablan de otro tema que no tenga que ver con sus equipos: es muy poco lo que se conoce de sus vidas privadas y ajenas al fútbol.

Bielsa admira a Guardiola. Y Pep admira al Loco. Se respetan y se valoran mutuamente. En la primera conferencia como entrenador del Athletic de Bilbao, al argentino le preguntaron por la relación que mantiene con el director técnico del Barcelona. Mirando el micrófono, sin levantar la vista, él contestó: “No me animo a llamarlo por todo lo que es. Me siento inhibido.”  Asimismo, el español respondió cuando lo interrogaron acerca de los consejos que había recibido de Bielsa: “Para mí fue un honor que me recibiera en su casa de Argentina, que me abriera las puertas y pudiese compartir toda un día con él hablando de fútbol.”

El domingo se enfrentarán estos dos genios por primera vez en sus carreras. El resultado no será lo más atractivo del choque. El goce estará en ver cómo el discípulo se las arregla para sortear a su mentor. ¿Quién es el discípulo y quién el mentor? Bueno, sólo el tiempo lo dirá.

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