Vivimos en tiempos en que la presión alta se ha convertido en moda y parece que para jugar bien hay que ejercerla. Sin embargo, no hay nada más viejo en el fútbol que presionar. De hecho, eso del pressing no es algo exclusivo del fútbol. En los noventa el técnico asturiano Ismael Díaz Galán estuvo en el candelero por ponerle un vídeo de Félix Rodríguez de la Fuente donde los lobos demostraban su habilidad como cazador social (en el siguiente vídeo -que no es el que pasaba Ismael- lo podéis comprobar a partir del minuto 12).
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En aquellos momentos no fue muy bien considerado por ello, pero Ismael Díaz tenía razones en aquel momento para ponerles aquel famoso vídeo y era más allá de enseñarle el pressing a sus jugadores, era una cosa que ya tenemos bastante integrada en nuestra vidas: las dinámicas de grupo.
Por pionero y por valiente, le he pedido hoy, ya bastantes años después del suceso, que nos hable del motivo de aquel vídeo y de otros métodos que utilizaban.
Os dejo con Ismael Díaz Galán. ¡Disfruten del aprendizaje!
[su_box title=»¿Quién es Ismael Díaz Galán?» box_color=»#190d01″ radius=»8″]Ismael Díaz Galán se define como un obrero del fútbol, aunque tiene más de explorador que de obrero. El técnico asturiano ha probado banquillos en hasta siete equipos de Segunda División B, salvó la categoría con el Farense en la Primera División portuguesa contra todo pronóstico, casi metió en competiciones europeas al Kairat de Kazajistan y aunque vivido muchas aventuras más hay un lugar donde es muy querido: Málaga.
Ahora el equipo malacitano está consolidado en la Primera División, pero a mediados de los años noventa el equipo vagaba por la Segunda División B sin conseguir dar el salto de calidad que le hacía falta para volver a soñar con volver a la élite española. Con el paso de Ismael Díaz Galán consiguió un ascenso a Segunda División que cambiaría el destino del club andaluz, pese a que no se confió en él para hacerlo y acabó saliendo de la entidad malacitana.
Profesor de entrenadores, tiene la maleta preparada para probar una nueva aventura, pero antes ha aceptado charlar un rato en Instituto Fútbol sobre las responsabilidades del oficio del entrenador.
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Sumario
Dinámicas de grupo y otras analogías, por Ismael Díaz Galán
Cómo negarme ante un nuevo requerimiento de Iñaki, un individuo de esa especie en vías de extinción, el periodista riguroso. Me pide hablar en esta ocasión sobre lo de “aquel vídeo de los lobos” que les puse a mis jugadores. Una de esas rarezas que marcan mi trayectoria más que cualquier otro logro que haya podido conseguir con mi trabajo. De esas que me hicieron ganar el apelativo por parte de mi exagente y admirado por otros méritos desconocidos por el gran público, José Antonio Martín “Petón”, de “entrenador Zen”.
Y con la petición llegan a mi memoria muchas escenas como la de aquel mito de los banquillos andaluces que, tras ser expulsado por llamarme payaso, se justificó diciendo que era yo un tarado que les ponía vídeos de Félix Rodríguez de la Fuente sobre lobos a los jugadores. Años después y, tras las debidas disculpas en privado, lo vi protagonizar como entrenador de moda en Primera División, un reportaje en la Cuatro sobre sus métodos revolucionarios que incluían ponerle vídeos de lobos a sus jugadores.
También aquellas palabras de Sandro, jugador que tuve el honor de fichar y dirigir en Málaga y que con 23 años, tras jugar a los 18 Champions con el Real Madrid, no encontraba equipo y pensaba más en la retirada que en afrontar nuevos retos. En su autobiografía “El ultimo pase” en el capítulo que me dedicó y que titulaba “LOBOS, PÉNDULOS Y PELOTAS DE TENIS” decía:
“Todo lo que necesitaba para volver a ser el de antes lo encontré aquel martes en el que empecé a entrenarme de blanquiazul… el asturiano resultó ser una matriuska de sorpresas que fuimos conociendo a medida que oscilaba el estado anímico de la ciudad y la competición. Los entrenamientos más disparatados y divertidos de mi vida llegaron con él.”
Luego relatando alguna de mis actuaciones mencionaba los entrenos en La Rosaleda con presión ambiental a través de grabaciones que amplificaba con la megafonía del estadio para preparar la Fase de Ascenso. La misma dinámica que en otro destino posterior me supuso un linchamiento público, pero a la vez que el Director Técnico de los Árbitros de España me pidiera la grabación para trabajar la presión ambiental con los árbitros top de la mejor liga del mundo (creo que siguen utilizándola a día de hoy).
Pero “Si hablamos de mi vida lo niego todo, incluso la Verdad” que diría el poeta Joaquín Sabina. No pertenezco al grupo de los entrenadores estrellas que se consideran más importantes que la pelota y viven la profesión inventando singularidades para epatar y considerarse especiales por las formas más que por el fondo de sus conocimientos.
Es curioso como después de tantos años, mofas, artículos y libros despellejándome nadie me preguntó por las motivaciones de todas estas dinámicas hasta que Iñaki ahora me da esta oportunidad que además creo que llega en un momento idóneo ya que la pasión de los que te desprecian o te admiran cuando estas en medio de un trabajo de club queda lejano y no se corre el riesgo de ser imitado por tener el traje de ganador o te lapiden por llevar el ajado del perdedor. Mi condición de “jornalero de los banquillos” y en la actualidad más en el extranjero que en terreno patrio espero que esterilice de bajas pasiones mis argumentos al lector.
Así que comienzo mi argumentación con el deseo que cada uno encuentre alguna explicación a todo lo realizado en mi carrera hasta el día de hoy y que seguramente, sujeto al cuestionamiento permanente que ha dirigido mi evolución como ser humano y por tanto como entrenador, seguiré haciendo hasta que la pelota deje de elegirme.
El talento, la naturaleza del equipo y el liderazgo
Lo haré repasando mis ideas sobre la materia esencial sobre la que trabajamos, EL TALENTO. Continuaré por LA NATURALEZA DEL EQUIPO, ámbito principal de todos nuestros esfuerzos y por último la misión para la que se nos contrata, EL LIDERAZGO.
El talento
EL TALENTO es uno de esos conceptos que en el fútbol se gastan de tanto uso sin ser concretado su significado. Y así se ha ido convirtiendo en una especie de piedra preciosa que todos buscamos como si fuese una reliquia escondida y que, cual arqueólogos, tuviésemos que desenterrar del fondo de los seres humanos que dirigimos.
Sin embargo, hace tiempo que pienso como José Antonio Marina, que “EL TALENTO NO ES UN DON, SINO UN PROCESO”.
Por ello me pareció siempre un punto de partida indispensable fomentar la creatividad como una exigencia básica para lograr nuestro último objetivo, alcanzar el máximo rendimiento de nuestros jugadores. La creatividad entendida no como una cuestión estética sujeta a los gustos personales, sino como el proceso de tener ideas originales que tengan valor.
Por supuesto que es una de mis preocupaciones encontrar un lugar en el campo y en el vestuario al talento. Un ámbito en el que le resulte más fácil a cada uno poder ser creativo. Pero tanto como desarrollar el Pensamiento Divergente, al igual que hacen otros con músculos o conceptos tácticos. Esa capacidad que todos tenemos para pensar de forma lateral y no lineal o convergente. De ver múltiples respuestas y no sólo una ante cada problema. Incluso de descubrir nuevas preguntas cuando se agotan las respuestas. Todos tenemos esta capacidad, pero se nos deteriora con la edad, culpa del sistema de educación recibido por la imposición social del Pensamiento Único con el que somos más fáciles de manejar.
La naturaleza del equipo
Pero el fútbol es tarea colectiva. EL EQUIPO, esa materia voluble en el que se pueden esconder responsabilidades, apropiarse méritos ajenos pero que para nosotros es materia en la que provocar acciones, reacciones y relaciones que lo conviertan en un ente eficaz. La primera parada ineludible es por tanto definir la naturaleza de un equipo.
Todo equipo lo definen los siguientes requisitos:
- Determinado número de personas. Debe ser reducido.
- Objetivo común (Definido y aceptado por todos).
- Interrelación mutua (se necesitan acuerdos para alcanzar la meta). Por ejemplo, los pasajeros de un tren, cumplen 1ª y 2ª pero no la 3ª.
- Leyes del sistema. El equipo al igual que el cuerpo humano, el cosmos, la comunidad de vecinos o cualquier otro sistema complejo, debe cumplir las seis leyes que definen cualquier sistema y que mencionarlos aquí me haría extenderme en exceso e innecesariamente.
Para entender el funcionamiento de un equipo hay que asumir dos máximas de la dinámica de grupos:
La que nos enseñó la escuela de la Gestalt “el todo es más que la suma de sus partes” y que el comportamiento del individuo está condicionado por la estructura de la situación presente del equipo. Esto explica que un jugador tenga un rendimiento alto una temporada en un equipo y la siguiente cambie de compañeros, entrenador o cualquier otra circunstancia y sea una ruina. O que el mismo equipo con los mismos componentes, haga un año extraordinario y al siguiente desastroso.
Quede claro también que todo grupo humano no es un equipo. La diferencia, por ejemplo, entre una pandilla y un equipo es que la pandilla es un grupo de amigos, unidos en determinadas situaciones para cumplir con fines particulares (ir al cine, discoteca…divertirse). El trabajo en equipo contempla también metas específicas, pero que conducen a un objetivo global.
No sé si llegado a este punto algún lector de mente abierta ya tiene las claves que buscaba para entender la motivación de mis actuaciones. Si no, tal vez, lo logremos al contestarnos la siguiente cuestión, ¿cuál es nuestra función en el equipo? Sin duda no es la de ser un colega, un amigo o como algunos dicen a sus jugadores, “yo soy uno más”.
El liderazgo
Nos contratan como LÍDERES del equipo para implantar un modelo de juego, de comportamiento dentro y fuera del campo que permita lograr un objetivo. Y para ser precisos, lo primero es reflexionar sobre la esencia del liderazgo. Algunos lo definen como “el arte de gestionar voluntades”. Si por arte entendemos “La necesidad de desestabilizar lo que se da por supuesto” el arte del liderazgo será: “La necesidad de desestabilizar la rutina”.
Por tanto, el liderazgo, teniendo en cuenta todo lo que conlleva, es la más creativa de todas las artes pues se dedica a organizar el talento. De todo ello se infiere lo que se denominan las tres “C” del líder: Crea, Convence, Consigue. Los mensajes se gastan, solo el conocimiento renueva su eficacia. Desde este prisma siempre me pareció la necesidad de innovar algo consustancial a mi labor y no una mera sucesión de gestos snobs para acaparar portadas, de hecho, la mayoría de estas actuaciones consideradas estrambóticas las hice en la intimidad del grupo y sólo se dieron a conocer por indiscreciones, espero que inocentes.
Pienso que la sabiduría de un líder no se mide sólo por el caudal de conocimientos teóricos y prácticos relacionados directamente con el trabajo sino por el saber ser termómetro de la temperatura del grupo en cuanto a sus relaciones y saber diagnosticar en cada momento cual es la terapia más adecuada.
Las dinámicas de grupo
Y para ello vienen en nuestra ayuda las dinámicas de grupo. Son técnicas para crear una estructura positiva. Los entrenadores, como directores de grupos, como líderes, igual que buscamos tareas para mejorar la salida de balón de atrás, también debemos idear dinámicas que mejoren la salud como grupo de nuestros equipos. Estas son algunas de las finalidades y objetivos que pueden perseguir:
FINALIDAD
- Desarrollar sentimiento de nosotros.
- Enseñar: Pensar activamente y escuchar comprensivamente.
- Potenciar: cooperación, intercambio, responsabilidad, autonomía y creación.
- Vencer temores e inhibiciones.
- Superar tensiones.
- Crear sentimientos de seguridad y actitud positiva ante problemas relacionales.
OBJETIVOS
- Gestionar conflictos
- Adaptarse a condicionantes ambientales
- Conseguir los rendimientos deseados
La justificación del realizar dinámicas de grupo con nuestros equipos está en la misma definición del entrenamiento
¿Sabes cuál es el valor de la tarea de entrenamiento?
- Pues es la única forma que tenemos de cambiar la capacidad de juego de nuestros jugadores.
- Los jugadores no mejoran cuando les decimos cómo tienen que hacer las cosas, sino cuando ellos mismos las hacen durante el entrenamiento.
- La manera que tienen de aprender y consolidar lo aprendido es mediante la práctica de tareas inteligentemente secuenciadas en dificultad.
No es del todo cierto que “Con diez mil horas de práctica se consigue ser un experto” como aseguraba Malcolm Gladwell. Estudios de varios científicos del Centro para la Neurobiología del Aprendizaje y Memoria sugieren mejores resultados de memorización en situaciones de elevada excitación emocional”.
La memoria, de alguna manera, recuerda mejor los acontecimientos que van acompañados de una alta carga de emociones. Algunos compañeros han querido mejorar el juego desde la racionalidad y seguro que como tantos otros aportes lo habrán logrado, pero de tanto hacer pensar se han olvidado de lo más importante en la vida, saber escuchar.
A Michael Jackson cuando decía: “Pensar es el mayor error que un bailarín puede cometer. No hay que pensar, hay que sentir.”
A Andrés Iniesta: “Dentro de un partido mi cabeza va muy rápido y muchas cosas que hago no las pienso. Cuanto más pienso las cosas, peor me salen”.
A Sandro: “En aquel Málaga no teníamos que mirar al otro lado, sabíamos que había, jugábamos de memoria”.
Y tantos otros que ratifican mi idea que el talento se cultiva a través del hábito. El hábito convertirlo en costumbre, en comportamiento. “El hábito es la levadura del talento” El fundamento de la inteligencia es la memoria y por tanto lo que no se entrena se olvida.
Pero como antes empecé a desarrollar “No toda práctica nos hace progresar. Hace falta una práctica deliberada, un entrenamiento bien dirigido, que denominamos aprendizaje profundo” dice Marina.
Los entrenadores debemos ser expertos en diseñar y adaptar tareas de entrenamiento para que los jugadores aprendan y lleguen a su máximo potencial. Debemos saber observar, hacer entender el juego, corregir, repetir sistemáticamente en especificidad los comportamientos que buscamos implantar, encontrar un lugar a cada diferente talento y propiciar las interrelaciones más productivas. “El placer del entrenador, es el del artesano no el del industrial” suele decir el entrenador de voleibol Julio Velasco.
Con mis tareas deseo despertar sentimientos, lo que ahora se denomina Marcadores Somáticos, consciente de que el conocimiento que entra por las emociones se prende de la memoria antes y perdura en ella durante más tiempo. Para esto no busco sólo en manuales de fútbol. “Quien solo sabe de fútbol, no sabe de fútbol” decía Menotti jugando con lo máxima de la Medicina en la Grecia Clásica. La analogía es una técnica creativa de aprendizaje que favorece el pensamiento divergente y la capacidad mental de relacionar conceptos de distintos ámbitos.
Con estas bases, tras la explicación y trabajo de campo del Pressing, entendí útil en su momento el montaje sobre el mejor cazador social, el lobo ibérico, y su estrategia para cazar en equipo. Me pareció necesario entrenar con el sonido ambiente que podíamos encontrarnos al partido siguiente. Fijé la concentración de futbolistas acomodados en un mayor grado entrenando con pelotas de tenis. Creí que podría impactar a mis jugadores la charla de la cantante y amiga, Luz Casal, sobre el miedo escénico de un artista o el de un gran torero para hablarles de como convivir con el miedo sin que se apoderé de nuestra eficacia. Intuí que ante una mala racha y mucha presión del entorno, el día de descanso sería más aprovechado si nos cogíamos el bus del club y nos íbamos a Madrid a ver una grabación del Club de la Comedia protagonizado por mi hermano Santi Rodríguez y cenar toda la plantilla con él. Comprobé en todos mis equipos la gran implicación que consigo con las familias de los jugadores con una dinámica que hago con ellos a solas en el vestuario… No olvidando nunca que nada tiene sentido sin contar con las circunstancias que lo rodean.
Claro, querido Petón, que al diferente en esta sociedad monocromática se le tiene que etiquetar y alto precio pago por la mía de entrenador zen. Pero también algo tendrán que ver mis métodos con que, en el cómputo de mi carrera haya un claro desequilibrio en favor de los objetivos conseguidos frente a los destinos en los que no fue posible. Y lo más importante que, tras décadas de humilde camino, me haya ganado el respeto hasta de mis enemigos de antaño que, cuando pasan los años, llegan a decirme cosas tan amables como aquella que escribiste en mi libro “Dirigir equipos, el arte del estratega”: “Ismael: un personaje. Adelantado a la corriente venida de Barcelona y que arrastra a los amantes del juego entendido como belleza y posesión, Ismael ya juraba por ese principio estético convencido de que era el mejor camino para alcanzar el éxito (para que se hagan una idea de la fecha: Iniesta por entonces era alevín). O sea: por el buen fútbol a la victoria. Aquel año Ismael ascendió, pero perdió el contrato. Ganó la gloria de la conquista y una fama de entrenador zen que no se ha quitado jamás”. Gracias amigo.
Querido lector, ya ves solo puedo aportarte argumentos no puedo reforzarlos con la fórmula de la victoria permanente, creo que nadie la tiene, ni con el billete del éxito social, seguramente porque es una palabra polisémica a gusto del consumidor, salvo que para ti signifique lo mismo que para mí, el ganarse el respeto tuyo y el de la profesión por tus actos. Tuya es la última palabra. Mas sólo te hará grande si sale de tu libre pensamiento. Salud.
ISMAEL DÍAZ GALÁN
Autor
- Soy Iñaki García y soy periodista. Sé muy poco de fútbol, de hecho, he jugado a baloncesto media vida pese a medir 1.70. Sin embargo, en cuanto se trata de escribir este es mi deporte.
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