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Sin el jugador no somos nadie

Dante Panzeri jugadores

[su_box title=»Artículo de Ignacio Benedetti para Masliga publicado el 29-12-2012″ box_color=»#f89b3c» radius=»8″] Hay que recordar que en el fútbol sin el jugador no somos nadie… [/su_box]

Sumario

El dilema de la belleza y validez

Otro año se nos va. Es la fecha perfecta para encontrar en los artículos de fin de año celebraciones, recuerdos y hasta pedidos extraordinarios. Dada la ocasión, muchos de nosotros nos animamos a pensar que la energía que rodea estas fechas puede convertirse en motivo suficiente para transformar las utopías en realidades. Y si me preguntan, creo que tiene ser así. Nuestra existencia debe tener como acompañantes de la realidad que vivimos sueños, metas, fantasías e ideales fuera de lo normal que se constituyan en combustible para el pesado día a día.



En ese contexto puedo asegurar que anhelo firmemente la llegada del día en que entendamos que belleza y validez son dos conceptos que pueden estar tomados de la mano, pero que también pueden estar totalmente separados el uno del otro.

Me explico:

Juzgamos la validez de la puesta en escena de una idea apoyados exclusivamente en lo subjetivo, olvidando que el primer objetivo de quien compite es triunfar. Pero en esa discusión, desechamos la posibilidad de comprender lo que el fútbol nos muestra, que no es más que aquella frase que los Rolling Stones inmortalizaron: no siempre obtendrás lo que deseas pero es posible que recibas lo que necesites.

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Buscamos en el juego, en las ideas y en el modelo, expresiones que se acerquen a la belleza que nos satisface. Quienes tenemos la oportunidad de retransmitir un partido de fútbol lo hacemos cargados de datos y estadísticas que nada nos dicen de lo que va a suceder en los siguientes noventa minutos porque el futuro, como decía Joe Strummer, no está escrito. Pero influenciados por esa investigación previa, pretendemos que el encuentro entre dos equipos sea lo que nosotros deseamos y en consecuencia, nos comportamos como si nos colocaran una venda en los ojos y combatimos lo que realmente debemos aceptar: el mensaje que el partido transmite y su validez.

Es la dinámica del juego lo que debemos analizar, pero para ello hay que derrotar a nuestro ego, porque en muchas ocasiones podremos describir, bajo la intención de aparecer como sabios, algunos momentos puntuales de un partido, pero esa posición ventajista nos aleja de lo que debe ser el análisis de un comportamiento que no puede ser desmenuzado en partes sino entendido en su totalidad. Para que el puntero izquierdo pueda desbordar hacen falta muchos movimientos del resto de sus compañeros, a los que hay que sumar la participación del rival y la incertidumbre que producen los protagonistas, el terreno de juego y todo lo que los rodea.



Sin el jugador no somos nadie

Pero volviendo al inicio, el pedido extravagante que hago desde este pequeño lugar es que recordemos que más allá de todo lo que creemos conocer, este deporte es jugado por jugadores y le pertenece a ellos. No olvidemos que es el futbolista quien decide el rumbo de un partido. Debe el jugador contar con la ayuda de un cuerpo técnico y directivo que le muestren y proporcionen todas las herramientas necesarias, pero es él y sólo él el epicentro de este hermoso juego.

Si logramos entender esto, volveremos a la esencia de este deporte para así preocuparnos del bienestar del futbolista, y en consecuencia, por la salud del fútbol. Esa es mi extravagancia final, mi pedido extraordinario, mi sueño utópico. A partir de allí, y sólo en ese momento, podremos entonces discutir la validez o la belleza que tanto tiempo nos ocupa.

“Ahora quiero decir: la gente puede cambiar todo lo que quiera. Y eso significa todo en este mundo. La gente va por su propio camino individual, incluído yo, pero debemos detenernos. La gente puede lograr cualquier cosa. Es algo que estoy aprendiendo a entender. La gente está allá afuera haciéndose daño los unos a los otros, y es porque están deshumanizados. Es momento de colocar a la humanidad en el centro de la atención y seguirla por un tiempo. La codicia no nos llevará a nada. Deberían colocar eso en un anuncio en Times Square. Sin la gente no somos nada. Esa es mi opinión” Joe Strummer

Autor

Ignacio Benedetti
Mi nombre es Ignacio Benedetti. He trabajado en diversos medios tanto televisión, radio como en prensa escrita. Hoy en día escribo en la revista The Tactical Room y, por supuesto, formo parte de la familia de Instituto Fútbol. Lo que puedo aportarle a los lectores de la web es solamente mi inconformismo y mi desprecio por la banalidad y lo superficial que rodea a este deporte.
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