Uno de los primeros éxitos (y uno de los tres artículos más leídos) de la historia de la extinta Masliga fue este homenaje al Milan de Arrigo Sacchi que escribió el entrenador Dani Fernández. Fue el primer artículo en superar las 1.000 visitas y acabó con más de 18.000 en el tiempo que estuvo la web disponible.
[su_row][su_column size=»1/2″][su_box title=»El autor: DANI FERNÁNDEZ»] Es uno de los entrenadores formativos más reconocidos del fútbol catalán, habiendo pasado gran parte de su trayectoria en el RCD Espanyol, pero también habiendo trabajado en otros equipos clásicos como la Damm o el CE Hospitalet, llegando incluso a dirigir el primer equipo de la UE Castelldefels hace varios años. Actualmente es el entrenador del Juvenil A del Mercantil, otro club con mucha historia, trabaja en la Federación Catalana de Fútbol y es profesor y coordinador para el FC Barcelona Universitas. Sus artículos son delicias para los amantes del fútbol. Os dejamos una muestra.[/su_box][/su_column] [su_column size=»1/2″][su_custom_gallery source=»media: 197″ limit=»1″ link=»custom» target=»blank» width=»450″ height=»450″ title=»always»][/su_column] [/su_row]
Sumario
Arrigo Sacchi, orígenes de un entrenador que marcó una época
“A raíz del gran Milán de Arrigo Sacchi, el fútbol giró definitivamente al marcaje en zona. Con el cambio, se transmitía más sensación de personalidad propia ya que se trataba de un trabajo colectivo de colocación y coordinación para mandar en el partido, incluso sin tener la posesión del balón” Emilio Butragueño
Si Maradona, Cruyff, Di Stefano y Pele son las 4 puntas de la estrella que corona a los mejores jugadores de todos los tiempos, el técnico de Fusigniano será recordado por la historia como uno de los mejores entrenadores de todos los tiempos. No en vano, Arrigo Sacchi consiguió revolucionar un fútbol, el italiano, que era sinónimo de catenaccio y contragolpe, como afirmó una vez Cappa, “de Italia vienen las peores cosas del fútbol”.
Sacchi hizo populares términos como el pressing y la zona, no fue su inventor ni mucho menos, pero el éxito provoca un innegable mimetismo, y la década de los 90 fue la de la zona y el pressing, estos conceptos, así como frases como equipo corto y estrecho, jugar al fuera de juego entre otras, se convirtieron en parte del vocabulario de todos los entrenadores del mundo. En este sentido, se expresa el periodista Santiago Segurola, al hablar del impacto que iban a tener dos entrenadores destinados a marcar un camino, Johan Cruyff y Arrigo Sacchi: “No resultaba fácil adivinar el impacto de un hombre que traía un modelo tan peculiar como atrevido. En un país apasionado por el fútbol, pero poco abierto en aquellos días al debate técnico, las cualidades de los entrenadores se identificaban más con las relaciones públicas que con su verdadera aportación al juego. Fue luego, en la década siguiente, cuando emergió una nueva generación de entrenadores españoles, en buena medida por el efecto que tuvo el Milan de Sacchi y el Barça de Cruyff en los aficionados. De repente, se generó una fascinación por los recovecos del juego que prendió entre los jóvenes preparadores. Pero a finales de los ochenta el panorama era muy diferente”.
Sacchi revolucionó el fútbol, marcó un camino. Y no solo eso, sino que enseñó al mundo que no hacía falta haber sido un gran jugador para llegar a a la cima de este deporte. Sin Sacchi, el camino de los Mourinho, Benitez, Lillo o tantos otros hubiese sido imposible. Sacchi, como Cruyyf, y en menor medida, Menotti y Maturana, fueron padres de una revolución cultural.
Tuvo claro que su sueño era entrenar, a los 19 años colgó las botas. Durante mucho tiempo, Sacchi viajó por toda Europa investigando y estudiando los métodos de los principales clubes de Europa. La Holanda Total de Michels le impactó sobremanera, así como el concepto zonal de los equipos ingleses de la época.
Durante ese periplo, una figura rondaba la cabeza de Sacchi muchísimo, Raymond Goethals, sobre esa fascinación por el entrenador belga, nos habla Marcos López, creador del blog Futbolitis: “El mejor entrenador belga de la historia, y el primero que propuso la idea de atacar defendiendo. Cuando los equipos de Raymond no tenían la pelota, tomaban decisiones, achicaban, replegaban, mantenían la iniciativa y el dominio del juego. Raymond – también conocido como “el mago” – fue el inspirador de Sacchi y su demonio, ya que con su Olympique de Marsella, acabó con el trono del Milán de Arrigo. Raymond, con 73 años, superaba a su alumno y ganaba la Copa de Europa, la historia hacia justicia a una trayectoria. En pleno reinado del Milan de Berlusconi, había sido capaz de llevar al Marsella a dos finales de Copa de Europa, en otra edición ser eliminado por el famoso gol de Bata en semifinales… un gol que golpeó duramente al fútbol. No porque el Marsella cayerá eliminado, sino porque la final hubiera sido un Sacchi – Goethals”.
El hijo del zapatero, se inició en los banquillos en 1972, trabajó en las canteras de Cesana y Fiorentina, así como con la primera plantilla del Rimini. En 1985 llegó al Parma, que en esa época militaba en serie C. Logró el ascenso a serie B, y merced a un juego espectacular, su nombre comenzó a sonar. Silvio Berlusconi, que había llegado hacia poco tiempo a la presidencia del club rossoneri, quedó prendado por aquel desconocido y en 1987, lo convirtió en el primer entrenador del club lombardo.
El Milan de Sacchi: Contexto histórico y un tortuoso inicio
“El Milán de Sacchi fue el equipo más próximo a la perfección que yo vi desde el punto de vista colectivo tanto defensivo como ofensivo. Eso es difícil de lograr. Desde entonces hasta ahora no he visto ningún equipo con un funcionamiento igual” MARCELINO GARCIA TORAL, entrenador del Valencia
Para poder entender el todo que significa el entramado Sacchiano, debemos antes entender en el contexto en que emergió la figura de Arrigo Sacchi. Como nos advierte Edgar Morin: “La inteligibilidad del sistema debe encontrarse no solamente en el sistema mismo, sino también en su relación con el ambiente, y esa relación no es una simple dependencia, sino que es constitutiva del sistema”. No podemos pues centrarnos en como jugaba ese equipo, sin haber atendido antes a todos los condicionantes que hicieron que las cosas pasasen de esa manera y no de otra. Uno de esos factores que condicionaban, esa la situación que vivía el Milán.
Pero antes de hablar de cómo estaba el club milanista a finales de los 80, quiero destacar un aspecto que para mí es el más importante respecto a la figura de Sacchi. El técnico italiano, como advierte Raúl Caneda, dignificó la figura del entrenador. Hasta entonces se tenía al entrenador como una persona que llegaba al banquillo de un club fruto de su carrera como jugador y sus buenas relaciones. Normalmente, era alguien con poca formación, escasa cultura. Sin método ni conocimientos sobre el juego, su figura se limitaba a alinear a los jugadores.
El Milán que cogió Sacchi no es el equipo demoledor habituado a ganar competiciones que conocemos actualmente. Es importante saber, que el club lombardo sufría una grave crisis de autoestima, los rojinegros habían conocido pocos años antes el pozo de la serie B fruto del escándalo de las quinielas, y vivía a la sombra de la Juve y la Roma, los dos grandes dominadores del Calcio en la década de los 80. Previamente a Sacchi, el sueco Liendhom había dirigido el destino de los milanistas sin excesiva suerte y Berlusconi, un tipo habituado a triunfar en la vida, anisaba llevar a su Milán a las cotas más altas. Para eso se fijó en el que la prensa italiana bautizó como “Don Nadie”.
Y es que, es importante que entendamos, que toda la admiración que levantó Sacchi en Europa no es tal en su país, ya que como afirma Santiago Segurola: “Su celebrado Milan siempre fue observado con recelo en Italia, donde se entendió que aquel equipo llegaba para destruir los principios básicos del calcio. Italia adora el contragolpe, la especulación, el desprecio por los riesgos, la astucia y el gol oportunista (…) Sacchi era el anticristo destinado a acabar con un modelo interiorizado por toda una nación de fanáticos. El entrenador italiano por excelencia era Trappatoni. Sacchi era un intruso extranjerizado. Nunca se hizo más evidente la sospecha que en su etapa como seleccionador”
Italia era el país del catenaccio, del 1-5-3-2, de la marrullería, del tiempo perdido, del miedo, del desprecio al balón, de la organización defensiva por acumulación, de los marcajes al hombre, y en ese contexto cultural emergió la figura de un técnico dispuesto a romper con todo eso.
Sin embargo, la Serie A era considerada la mejor liga de Europa, las principales estrellas poblaban los mejores equipos del país de la bota, y eran habituales en las finales de las competiciones continentales cada temporada.
Aquel equipo legendario surgió entre dudas y terminó triunfal. Los inicios no fueron buenos, y debemos agradecerle eternamente a Berlusconi su paciencia. Los primeros partidos el Milán, se mostraba como un equipo ansioso, los jugadores desconfiaban de Sacchi y sus métodos, y algunos mostraban un cierto recelo público. La eliminación contra el RCD Espanyol de Javier Clemente estuvo a punto de provocar su destitución, cese que la prensa pedía con fuerza día sí, día también. Pero finalizado aquel partido contra los periquitos que significaba la eliminación el Copa de la UEFA, Berlusconi bajó al vestuario, y les dijo a los jugadores, que Sacchi era su hombre, y que quien no estuviese dispuesto a ir por su camino podía marchar.
Trayectoria histórica: Un periplo exitoso (1987-1991)
“Italia asistió con estupor a los arrolladores años del Milan de Sacchi. Su hegemonía fue menor en el calcio que en Europa” Santiago Segurola
El Milan fue un equipo cuya habilidad defensiva fue empleada para desplegar un torrente de recursos en ataque que le permitió elevarse hasta la categoría de leyenda. Sin detenernos exclusivamente en los títulos, el Milan nos dejó como advertía Jaime Rincon en Marca.com: “El recuerdo permanece de un fútbol de alta escuela, con conceptos pioneros que dieron una vuelta de tuerca más a este deporte, y una filosofía de juego compleja a la par que atractiva. Su defensa en zona, la presión adelantada la ocupación de los espacios en ataque marcaron la seña de identidad en un equipo surgido del cerebro de un genio de los banquillos: Arrigo Sacchi.”
La llegada de Sivio Berlusconi, fue el aterrizaje de un personaje que intuía que el fútbol podía acercarle a esas cuotas de popularidad y poder que no te ofrecen por si solas la empresa. Berlusconi sabía que para reflotar la nave rossonera debía poner dinero y paciencia. Ansiaba convertir el Milán en el equipo de todos los italianos, ocupar el lugar en el corazón de los transalpinos que ocupaba la Juve, la Vecchi Signora, el equipo de Italia, el grande por antonomasia.
Nos cuenta Jaime Rincón en Marca.com como Berlusconi descubrió a su media naranja, sin embargo, «faltaba un talento en el banquillo que supiera encajar todas las piezas y liderara con personalidad un proyecto ambicioso. Esa punta del iceberg llegó en un partido de Copa donde, un recién ascendido Parma protagonizaba el primer revés de la ‘era Berlusconi’. Al finalizar el encuentro, el mandatario ‘rossonero’ preguntó a un ayudante: “¿Cómo se llama el entrenador del Parma?” “Arrigo Sacchi”- repuso-. “¿Arrigo qué?”. Jamás se le volvería a olvidar ese nombre. Ahí arrancaba el mejor Milan de la historia».
Berlusconi de la mano de su inseparable Galliani, se lanzaron a la búsqueda de esa columna que debía acompañar a los jugadores de casa, los Baresi, Costacurta, Tassotti y el incipiente Paolo Maldini. Pronto llegaron a Milanello Galli de la Fiorentina, Donadoni de la Cremonese, Colombo del Avellino, Ancelotti de la Roma, Virdis de la Juve o Evani de la Sampdoria. Pero los tres jugadores que dieron el salto de calidad a esa plantilla fueron los “tres tulipanes”: Gullit, Rijkaard y Van Basten.
El saldo de títulos de Sacchi al frente del Milan fue un Scudetto, una Supercopa de Italia, dos Copas de Europa, dos Supercopas de Europa y dos Intercontinentales
En el primer año con Sacchi al frente, ese Milan alzó el ‘Scudetto’ y la Supercopa de Italia. Los rossoneri se recuperaron de un pobre inicio, y pese a la lesión de Van Basten, lograron mantener el ritmo del Nápoles que lideraba el mejor jugador de todos los tiempos, D.A.Maradona. Memorable es el partido donde el Milán, merced a un gol de Van Basten y dos de Virdis vencen en terreno napolitano y tiñen el scudetto de rojo y negro.
El gran objetivo del Milán era imponer su dominio en Europa, sería pues la Copa de Europa el campo de batalla donde Sacchi conseguiría los éxitos que lo catapultarían definitivamente, paradójicamente sería Europa su tumba definitiva en 1991.
En esa edición de 1989 de la Copa de Europa nos cuenta Jaime Rincón que: “El Milan sufrió en los inicios ante un gran Estrella Roja y un correoso Werder Bremen. A partir de ahí, llegó la exhibición. Vapuleó en un partido histórico al Madrid de la ‘Quinta del Buitre’ con una manita grabada a fuego en el corazón de los merengues y, en la final, se paseó ante el Steaua de Bucarest de Lacatus y Hagi (4-0) con sendos ‘dobletes’ de Gullit y Van Basten. Muy pocas veces se vio ganar a un equipo máxima competición continental con la suficiencia que lo hizo el de Sacchi.”
La obsesión por defender el cetro europeo haría que el Milán no pudiese renovar el scudetto, que sería coto privado del inter de los alemanes (1989) y nuevamente del Nápoles del Pelusa(1990)
Para explicar el nuevo título europeo alzado por el Milan, atendemos de nuevo al artículo de Jaime Rincón: “el Milan vuelve a saborear la gloria en el torneo más importante. De nuevo los ‘rossonero’ caminan con paso firme por los grandes estadios del resto del continente y el Madrid de la ‘Quinta del Buitre’, nuevamente, o el siempre difícil Bayern de Múnich, se echan a un lado en el trayecto hacia un nuevo título. En Viena, ante el Benfica de Eriksson, un solitario tanto de Rijkaard es suficiente para que el Milan logre su segunda Copa de Europa consecutiva.”
El Milán tuvo tiempo de alzar dos supercopa europeas, la primera frente al Barcelona de Cruyff que vivía una primera etapa de construcción. Y la segunda contra Sampdoria.
Espectaculares fueron los dos triunfos conseguidos en la Copa Intercontinental, el primero frente al Nacional de Medellín del Pacho Maturana, que durante gran parte del partido, dominaron y pusieron frente a las cuerdas a los milanistas, más de 115´tuvo que esperar el conjunto de Sacchi para derrotar a los colombianos. El segundo triunfo fue más claro y rotundo 3.0 al Olimpia de Asunción del Paraguay.
Pero como contábamos previamente, la Copa de Europa fue el terreno donde Sacchi alimentó el mito, pero también fue el principio del fin, y es que como nos cuenta Jaime Rincón de nuevo: “Hay quien dice que esa etapa finalizó el día en el que los focos del Velodrome se apagaron. El Milan iba camino de su tercera Champions pero el Marsella se interpuso en su inmaculada trayectoria. Tras el 1-1 en Italia, el equipo de Sacchi caía por 1-0 cuando parte del terreno de juego se quedó a oscuras. Se detuvo el choque y el Milan, en señal de protesta, decidió no saltar al campo. La eliminatoria se le dio por perdida y las críticas no se hicieron esperar.”
Con esa derrota se ponía fin a un ciclo histórico. Los jugadores no aguantaban a un técnico obsesivo, que les hacía entrenar horas y horas cuestiones tácticas, la siguiente anécdota explicada por Santiago Segurola, nos permite entenderlo mejor. “La obsesión de Sacchi le ocupaba todos los minutos del día. Un día se acercó a Van Basten mientras el jugador almorzaba. Quería precisar un detalle del juego, un problema menor que a Sacchi le parecía inaplazable. Van Basten no aguantó más. Se giró y miró a Sacchi. ‘Mientras como, no’, contestó. Se acababa un ciclo fascinante».
El post Sacchismo y la herencia de Sacchi
“Mario Sconcerti escribió que el Milan de Sacchi cuando se movía parecía la migración de un pueblo. Ese fanatismo atacante expresado de local o de visitante alteró los viejos códigos del catenaccio. Luego, Arrigo Sacchi fue maltratado por la crítica porque la sociedad no suele perdonar a los innovadores” Jorge Valdano
“Mourinho persigue conseguir lo que ha conseguido Sacchi: Ser la referencia. Corren tiempos de dominio, Mourinho y Benítez, dos entrenadores más protagonistas que los jugadores, sin embargo, ninguno de los dos serán como Cruyff y Sacchi porque ninguno de los dos han innovado para sobredimensionar el fútbol” Marcos López
“Hay equipos que quedan en la memoria y otros en la historia. El Brasil del 82 quedó en la memoria e Italia, la campeona, en la historia. No siempre van unidas. Aquel Ajax, aquel Milan y este Barça aúnan la memoria y la historia” Juan Manuel Lillo
“La parte enferma de la propuesta de Sacchi apareció en la última final de la copa de Europa .Debimos sospecharlo antes: la idea del ex entrenador del Milán (en ese momento seleccionador italiano) contenía la desagradable posibilidad de despojar a los futbolistas del protagonismo del juego. Sacchi tuvo la virtud de ser original, pero sus tesis han degenerado en el triunfo de la dictadura del sistema.” En estos términos se expresaba Santiago Segurola. A raíz de Sacchi, como apuntábamos antes, se dignificó la figura del entrenador, aparecieron legiones de técnicos más preparados, la concepción del entrenamiento cambió, pero confundimos la parte con el todo. Como aclara Juan Manuel Lillo, “después de Sacchi, muchos vivíamos más pendientes del saque de meta rival, que del propio”.
En términos parecidos se expresaba Jorge Valdano cuando señalaba que: “cuando Arrigo Sacchi creó el Milán agresivo, que aplastaba a los rivales contra la banda como una mosca contra la pared, pensamos que ése era el colmo de la modernidad (…). El invento de Sacchi, como el de la polvora, fue muy bueno, pero se emplea tan mal que desde entonces muchos piensan que el fútbol y la presión son la misma cosa».
La idea de organizarse colectivamente que desprendía la zona era un paso adelante, si todos hubiésemos entendido, que es aquello que hacemos con el balón, y lo que hacemos sin él, lo que condiciona el juego… Pero sucedió que “ahora cualquier iluminado se sienta en el banquillo con la convicción de que los partidos se ganan desde la pizarra” (Santiago Segurola).
Muchos sufrieron la tentación de olvidarse del balón, y sobre todo de los jugadores. Pese a esto podemos decir, que gracias a ese Milán, y al Barça de Cruyff, se comenzó a hablar de fútbol ofensivo como propuesta. El Milán demostró que lo estético no estaba reñido con lo cuantificable, que jugar bien al fútbol era el camino más corto para vencer.
Desgraciadamente la herencia de Sacchi cayó en manos de un carcelero sin talento que no entendió que la raya defensiva adelantada, la mecanización del fuera de juego, la zona presionante o la reducción de espacios, solo tienen sentido cuando te ayudan a disfrutar de Van Basten. Fabio Capello transformó al Milan en equipo previsible. Con el riesgo que suponía el fuera de juego, unido al cambio de reglas en cuanto a su señalización, así como al hecho de que los porteros ya no podían coger el balón con las manos después de una cesión de un compañero cerca de la portería hicieron que cambiara el método. La idea ya no era quitarle el balón a los contrarios, sino acumularse para esperar el error. Los contraataques vertiginosos y la posesión en campo contrario dieron lugar a los pelotazos sin sentido. Decía un entrenador, que Sacchi pintó la capilla sixtina y Capello inició poco a poco su demolición.
El propio Sacchi descubrió en sus carnes, que el entrenador no es nada sin sus jugadores, y que son estos los que condicionan y dan sentido al estilo. Su periplo en la selección, pese a estar a un penalti de ser campeona del mundo, jamás estuvo acompañada de ese juego vibrante y espectacular del Milan de su etapa. Al fin y al cabo, pese a que Italia junto en esos años a una más que considerable generación de futbolistas, Gullit, Van Basten y Rijkaard jugaban con Holanda. Ellos aportaban el talento, la creatividad y la inventiva necesaria para hacer del Milán un conjunto temible y espectacular.
En la Euro 96, cuando Italia es eliminada en la fase de grupos, a Sacchi lo reciben en Italia con gritos, insultos, menosprecios, La Gazzeta que antes lo llamaba genio, lo tilda entonces de bufón.
Como muchos que ganaron antes, Sacchi creyó que el que ganaba era él. Que los jugadores podían ser prescindibles en su idea y método. Su trayectoria a partir de entonces fue una cadena de fracasos (Atlético y Parma), y un retorno amargo a su Milán, que demostró que segundas partes nunca fueron buenas.
Pese a todo esto, Sacchi es ya un mito, es parte de la historia del futbol, el modesto zapatero de Fusigniano cumplió el sueño de ser entrenador profesional, y sin pretenderlo trascendió. Su Milan es ya parte de la historia.
Herencia metodológica del Milan de Sacchi
“He tenido grandes entrenadores, pero el que más me enseñó fue Arrigo Sacchi» Franco Baresi, capitán del Milán durante la etapa de Sacchi
“Con Sacchi, aprendí más en 6 meses, que del resto de entrenadores que había tenido en mi carrera” Kiko Narvaez, jugador de fútbol que coincidió con Sacchi en el periplo del entrenador italiano en el At-Madrid, 1998-1999
Y para que un entrenador trascienda, para que sea historia, debe haber dejado un legado que supere la mera victoria circunstancial. Sacchi legó ideas nuevas y métodos. Fue un avanzado a su época.
Hace un tiempo visionaba un dvd no comercializado en España que resumía los métodos de entrenamiento de Sacchi al frente de la Nazionale. El amigo que me acompañaba durante esa proyección me decía, y con cierta razón, que esos ejercicios y métodos estaban un poco desfasados. Sí,le dije, pero miras este DVD en 2011, ¡y la filmación es de 1992!
Actualmente es normal olvidar de donde provienen nuestras raíces más profundas, nuestra interpretación de la realidad, así que como los valores que propugnamos son herencia de aquello que antes otros previos a nosotros realizaron. Todo eso se ha convertido en parte de nuestro ADN, lo hemos interiorizado. Alguien tuvo que abrir una senda para que otros después la transitásemos.
El entrenamiento de nuestro deporte ha sido marcado inexorablemente por los postulado sacchianos. No solo en lo táctico, sino en el campo del entrenamiento.
“Entender el fenómeno táctico como una globalidad” como apunta Raúl Caneda, ha sido el mejor legado que nos dejó el técnico de Fusigniano.
A partir de los principios y valores que heredamos de la revolución que nos deja Sacchi, los entrenadores adoptamos y en algunos casos copiamos o convertimos en dogma conceptos tales como la “defensa en zona, el fuera de juego, el equipo corto y estrecho que ahogaba sin piedad a los equipos, y sobretodo esa velocidad brutal con que resolvían los problemas que el juego planteaba.”(Raúl Caneda).
Muchos copiaron sin reflexión, confundieron las partes con el todo, y olvidaron que entrenar como apunta Óscar Cano no es más que“saber que somos capaces de hacer eficazmente juntos para que cada cual exponga su mayor potencial”.
La revolución Sacchiana vendría también acompañada de un cambio de paradigma en el campo metodológico ya que como apunta RaúlCaneda“a partir de entonces los entrenadores trabajamos a destajo los entresijos de las líneas defensivas, la automatización constante del sistema de juego hasta conseguir máquinas perfectas en el pressing.”
Seguramente que muchos de los que leen este artículo habrán abierto sus entrenamientos moviendo a sus jugadores por el campo en basculaciones ante postes o balones que simulaban ser un rival. Habrán atacado con un balón a su línea de 4 defensores simulando movimientos de achique y retroceso. Cuántos de nosotros habremos creído que el juego comenzaba y acababa en la presión. Cuántos de nosotros habremos pretendido que un equipo de infantiles tirase el fuera de juego como si de aquel maravilloso conjunto se tratase. Bascular, achicar, cerrar caminos interiores, orientar presiones etc… son postulados que aprendimos del divino calvo.
No nos equivocamos si decimos que sin Sacchi, hoy nada sería igual. Y como a veces me han dicho Raúl Caneda y Juanma Lillo, que de esto saben un rato, “es difícil dar el paso al entrenamiento sistémico, a la visión holística del juego sin haber probado los dulces sabores del entramado sacchiano”
A nivel metodológico sería importante resaltar el modelo de entrenamiento de Sacchi. En un momento de la historia de nuestro juego, y de la metodología de entrenamiento, donde tradicionalmente destacaban la preparación física descontextualizada, el trabajo táctico reducido a la pizarra, y como mucho la realización de ejercicios técnicos sacados del juego y que sesgaban la interpretación y entendimiento del juego por parte del jugador, Sacchi presentó una serie de tareas en el plano defensivo muy centradas en las características de sus jugadores, y en los principios de su filosofía de juego. Situaciones globales donde dividía a los jugadores en dos equipos y mediante unas reglas que facilitaban o dificultaban el objetivo, los jugadores iban automatizando e interiorizando una serie de comportamientos colectivos.
Es padre, también, de eso que hemos llamado el método de desarrollozonal. Sacchi fue evolucionando en el escalón de dificultad zonal, así como en la aparición progresiva de líneas de juego. Estos ejercicios zonales, han sido protagonistas de las sesiones, y aún lo son en muchos casos, de la mayoría de entrenadores en la actualidad.
Menos de acuerdo nos mostramos con el desarrollo de comportamientos a nivel ofensivo, en ese aspecto Sacchi, como buen italiano, tiró mucho de situaciones sin oposición o con muy poca oposición, que no dejaban de ser meros automatismos de ataque, muy forzados y en ocasiones más cocinados en el cerebro del técnico, que fruto de la observación de las sinergias que producía su propio equipo.
Análisis táctico de un equipo de marcó una época
“Es correcto comprender la preparación del deporte de equipo como el desarrollo de la capacidad creativa en la persecución del proyecto de juego colaborativo.”
“Defender, es atacar el ataque del contrario”
Arrigo Sacchi
“El resultado fue un colectivo magistralmente coordinado, con un Baresi imperial en la retaguardia que ordenaba el ‘pressing’ a la voz de ¡¡Milán!! un tridente en el mediocampo donde Rijkaard ponía la cordura táctica aderezada de elegancia, y una conexión arriba en la que el despliegue físico y la amplitud de recursos de Gullit acompañaban al mayor genio de los once, Marco Van Basten. El genial delantero tulipán era un virtuoso del remate. Pocos puntas en la historia han gozado de tantas alternativas para acabar las jugadas. Muy pocos.” Jaime Rincón en www.marca.com en la sección Equipos de Leyenda, el Milan de Sacchi.
Condicionantes externos al modelo de juego
Agarrándonos nuevamente a Edgar Morin cuando dice que: “El sistema no puede ser comprendido más que incluyendo en sí al ambiente, que les íntimo y extraño y es parte de sí mismo siendo, al mismo tiempo exterior”, podemos percatarnos de cómo la lógica interna y estructural del propio juego de fútbol condicionó el juego del Milan, y provocó que las cosas fuesen de esa manera y no de otra. Y es que como aclara el propio Morin, “metodológicamente se vuelve difícil estudiar sistemas abiertos como entidades radicalmente aislables”. Por eso, debemos mirar primero a las reglas de juego que imperaban en ese momento.
En primer lugar, la regla de cesión de balón al portero, que sí permitía en esa época que los jugadores cedieran el balón al portero para que este lo jugase con las manos. Este hecho, dificultaba enormemente la presión arriba, ya que al verse en dificultades, el jugador pasaba rápidamente el balón al portero y salía así del problema. Este hecho, se acrecentaba en situaciones donde el equipo atacante perdía el balón muy cerca de la portería contraria, realizar una presión adelantada era imposible, ya que si el balón llegaba a manos de portero, este podía superar a todo el grupo de acosadores con un envío hacia zonas adelantadas.
Si esta regla perjudicaba clarísimamente al equipo que quería realizar un fútbol ofensivo, la segunda regla que condicionaba muchísimo el modelo de juego rossoneri, la regla del fuera de juego, lo beneficiaba. En esos momentos, existía el fuera de juego posicional. Cómo nos advierten los autores del blog Grandes tácticas del fútbol,” existía fuera de juego posicional de un jugador que no interviniera en la jugada aunque no molestara ni al portero ni a ningún jugador. Eso provocaba que hubiera ciertas facilidades para una defensa tirando el fuera de juego, ya que si lograba dejar en fuera de juego a un rival con claridad (evitando así las dudas al linier de si era por mucho o por poco) los que estuvieran habilitados alrededor no tenían opción de salir desde atrás y quedarse solos ante el portero. Sacchi exprimió este punto hasta un límite insospechado.”
Me atrevería a decir, que no solo lo exprimió, sino que lo convirtió en principio fundamental de su manera de jugar, y santo y seña del modelo de juego rossonero. Al fin y a la postre, muchos nos hemos sentido extasiados viendo a Baresi y compañía salir como flechas dejar en fuera de juego a los delanteros rivales.
Entender el «todo» del juego milanista para poder comprender sus partes
Mostrándonos de acuerdo con autores como Caneda, Cano Moreno, Lillo y otros, en que el juego es un continuo, que las fases del juego jamás se presentan por separado y que ataque y defensa van siempre juntas condicionándose la una a la otra, entendemos que el estilo de juego de aquel Milán venía marcado muy profundamente por la manera como defendía el conjunto italiano. No es que, la defensa fuera lo más importante, ya que nada es más importante que nada, sino que estaba condicionaba enormemente el resto de comportamientos.
Respecto al Barça actual, u otros equipos como el Ajax de Van Gaal o el Dream Team de Cruyff, podemos decir que es el balón, su posesión, su perfecto juego de posición el que condicionaba el resto del juego, ya que sometían a través de conceptos como la conducción para atraer y fijar, o el pase para juntar o ganar líneas de manera tan brutal a sus rivales, que estos veían muy difícil la posibilidad de superar cuando recuperaban el balón las primeras líneas de presión, y aún más difícil hacer daño a la portería contraria.
Este aspecto es aún más evidente en el Barça actual, de forma que ese sometimiento es tan bestia que permite una presión asfixiante al rival en cuanto los culés han perdido el esférico.
Pero esto que apuntamos respecto a esos equipo marcados por el juego de posición, y que en el Milán venía marcado por la manera en que el conjunto italiana afrontaba la fase de defensa organizada, es visto en alguna ocasión por muchos que analizan el juego de manera sesgada como la característica principal del juego. En el Milán se habla del portentoso contraataque como principal signo de identidad, pero si vemos el juego como una totalidad, observamos que el posicionamiento y regularidades tácticas que evidenciaba el equipo de Sacchi en fase de defensa organizada, es la que facilitaba que el contraataque surgiese de esa manera tan favorable.
Muy inteligentemente Raúl Caneda apunta lo siguiente ayudándonos a entender este punto, “el afán de fragmentar sigue separando ataque de defensa y de los tránsitos obviando en cada momento todo lo que nos une: el juego, la globalidad.” Y prosigue aclarándonos esa visión sobre el juego culé centrada en las partes y no en el todo, “el análisis que comúnmente se hace sobre la capacidad para recuperar la pelota del Barcelona tras perdida: la visión cartesiana clásica solo incidirá en el momento, casi en la foto y tenderá a enaltecer grandes esfuerzos de recuperación para obviar lo fundamental: el juego, el continuum.(…), el Barça recupera bien la pelota tras perdida cuando antes dio un buen número de pases que posibilitaran que equipo fueran juntos y los contrarios sometidos.”
Pues bien, nos atrevemos a decir sin miedo a equivocarnos, que ese sometimiento que provoca el actual Barça con balón, lo provocaba el Milán. Y refuerza nuestra tesis, lo apuntado por Nuno Amieiro, “Aquello que el Milán procuraba hacer (y lo hacía muy bien) era manipular a su manera, el espacio y el tiempo de juego. Además el equipo se preocupaba, por encima de todo, de sí mismo de su organización colectiva defensiva. Con eso, mismo al defender, conseguía mandar en el juego, tener la iniciativa. Hasta el punto que conseguía llevar la pelota a las zonas donde más le interesaba recuperarla. Por ser ahí más fácil hacerlo y, sospechamos, pensando también en la forma cómo quería, posteriormente atacar.”
Otro aspecto que queremos destacar antes de adentrarnos En el análisis más pormenorizado del modelo de juego de Milan de Sacchi, es lo que Óscar Cano ha llamado acertadamente la complementariedad artificial, ya que “Si, como hemos matizado recientemente, cada jugador se encarga de cumplir una función, ejecutada a través de acciones, habitualmente encuadradas en una fase de juego concreta, eximidas de la totalidad, es comprensible que cuando se buscan complementariedades que incrementen la productividad del colectivo, estas vengan a partir de intentar asociar futbolistas con rasgos contradictorios.(…)Todo se establece más en función de las diferencias que de las similitudes, considerando lo discorde como norma fundamental para la construcción de lo que se suele denominar equilibrio táctico. Se procura hallar un orden por la introducción de criterios antagónicos donde las semejanzas son excluidas.”(Óscar Cano, 2009)
¿Dónde reside el valor de las similitudes, las creencias comunes, y esa manera de ver la realidad de una forma semejante en el análisis de un equipo de fútbol? En este sentido sospechamos que fruto de la inteligencia del entrenador, o de esas casualidades que a veces emergen y que por cuestiones de nuestro ego no queremos reconocer, el Milán era un equipo construido con sujetos complementarios que como señala el propio Cano Moreno, “lo semejante atrae a lo semejante”, por ende, si juntamos necesidades, sensibilidades análogas, el producto resultante va a ser mucho más armónico que si imponemos una recopilación de motivaciones enfrentadas.”
Y esto que señala el entrenador granadino, se daba en el Milán de esa época. Un conjunto que juntó a sujetos que dejaban claro ya por entonces que “las diferencias únicamente se pueden complementar a partir de las similitudes, y que la dificultad aparece cuando pretendemos generar competencia alineando a jugadores que interpretan el juego de manera dispar.” (Óscar Cano Moreno, 2009)
Características del modelo de juego
Sistema de juego y pincipios fundamentales del modelo
“Como demostró el maestro Arrigo Sacchi, con lo que él denomina inteligencia colectiva, la aplicación de estrategias tanto individuales como colectivas que permitan el manejo de los espacios y tiempos, genera actitudes defensivas que amparadas en el colectivo podríamos denominar de inteligentes” Raúl Caneda
El Milán jugaba un 1.4.4.2 tal y como nos indica el siguiente gráfico:
FASES:
DEFENSA ORGANIZADA:
Defensa zonal “pura”, basada en cierre de espacios. Se orientaba por estímulos visuales, atendiendo principalmente a circulación del balón, movimientos de compañeros, espacio de juego activo, rechazo del lado débil y adversarios.
Formación de un bloque compacto que prioriza la protección del centro.
Orientación del adversario a los pasillos laterales
Defensa más activa que reactiva, que domina bien los conceptos defensivos, por ejemplo no ir a quitar el balón a un jugador de cara a nuestra portería.
Uso del fuera de juego como principio y no como recurso ocasional
ORGANIZACIÓN OFENSIVA O CONTRATAQUE:
Aprovechamiento de espacios a la espalda si se daban.
Posibilidad muy manifiesta de encontrar a un conductor libre, al mostrarse todo el bloque muy junto y moviéndose unos en función del otro.
El punta, realizaba un movimiento de ruptura a la banda intentando generar un espacio intermedio para poder progresar.
Las bandas eran espacios muy significativos de progresión.
Incorporación de jugadores de líneas anteriores, de manera prioritaria Baresi.
ATAQUE ORGANIZADO:
Uso preferente del juego directo sobre Van basten con posibles acompañamientos. El golpeo era echo muy frecuentemente por Baresi o Maldini.
Si no se daban posibilidades con ese envío largo, juego de cara a Ancelotti y Rijard, que movían el balón.
Uso del espacio en anchura y profundidad.
Bandas como espacios significativos de progresión y para la colocación de centros laterales, dado el gran dominio del juego aéreo de Van Basten y Gullit.
ORGANIZACIÓN DEFENSIVA:
Uso prioritario del repliegue hacia las propias posiciones como principio fundamental de esta fase, dadas las peculiaridades anteriormente comentadas sobre las reglas del juego imperantes en la época.
En circunstancias muy favorables presión de los más cercanos a la perdida, con retorno rápido del resto de jugadores a sus posiciones habituales.
Fase de defensa organizada del Milan
“A la doctrina de la zona, se le une, un nuevo método que, hasta hoy caracteriza perfectamente la ideología táctica dominante: la llamada zona presionante, que tuvo en Arrigo Sacchi, cuando era entrenador del Milán, a su principal mentor” (Lobo, 2002), citado por Nuno Amieiro
“Baresi, tenía tanto talento, que con sus movimientos provocaba que los atacantes estuviesen más pendientes de él, que de lo que hacían ellos mismos” Juan Manuel Lillo
Cuando el Milán no tenía el balón situaban la línea defensiva muy lejos de la propia portería, el bloque se presentaba corto y estrecho, con muy pocas distancias entre las líneas.
Las dos puntas situadas en una primera línea, actuaban siempre escalonados, su misión era pantallear al rival, no intentar la recuperación al estar en franca inferioridad. Tapaban el centro, disuadían al rival de encontrar fisuras por dentro del bloque defensivo y junto a la colocación muy centrada de los 4 centrocampistas orientaban el ataque rival hacia las bandas. (Sensación de embudo)
Cuando el balón llegaba allí, el interior se acercaba al rival cerrándole toda relación por dentro. El punta más cercano a la jugada se situaba por delante suyo impidiéndole que un pase al portero rompiera todo el mecanismo defensivo. Los dos medios centros se situaban escalonadamente, uno protegiendo ese acoso y otro, el más cercano dispuesto a apretar a un posible receptor. El interior del lado contrario cerraba por dentro, dibujando una especie de L, que permitía que en caso de recuperación del balón todos los jugadores estuviesen muy cercanos para armar el contraataque.
La última línea, basculaba hacia el lado de la jugada manteniéndose siempre en línea por si existiese la necesidad de tirar el fuera de juego.
Jorge Valdano explica este aspecto de la siguiente manera: “El Milán de Arrigo Sacchi no dejaba elección: extendía todas las armas para que la recuperación del balón sucediese en los laterales. Así, el equipo adversario tenía la pelota, pero no el mando; en realidad los jugadores eran víctimas transportadas mansamente hacia un lateral, y allí eran devorados. El Milán cerraba los caminos del centro del campo para obligar al equipo adversario a entrar en un callejón sin salida, al mismo tiempo la línea defensiva se adelantaba masivamente para aún, condicionar más.”
En caso de que esa presión fuese superada, Baresi era el encargado de con toda la línea decidir si achicar hacia delante y dejar en fuera de juego a los rivales en caso de realizar este, un pase interior o retroceder y agruparse protegiendo la portería.
Organización ofensiva o Contraataque
“Un equipo que es capaz de pasar rápidamente de una mentalidad ofensiva a una defensiva, y viceversa, es un gran equipo. Por eso el Milán de Sacchi me pareció un equipo maravilloso.” Juan Manuel Lillo
Fruto de las características y regularidades tácticas que el Milán presentaba en la fase defensiva, el uso del contraataque era frecuente, ya que se recuperaban muchos balones en medio campo, y sobre todo por la colocación de muchos jugadores en posiciones cercanas al balón.
Los jugadores situados por delante del balón, preferentemente los puntas, y más concretamente en el caso de Van Basten realizaban movimientos de ruptura alejándose del poseedor de balón y provocando que la defensa contraria los persiguiese generando un espacio para progresar.
Los jugadores del medio campo milanista eran muy buenos en la conducción con espacios amplios, y cualquiera de ellos si se encontraban libres de oposición, eran capaces de conducir la contra.
Se llegaba con muchas unidades a zonas de remate.
Destaca también la incorporación de jugadores de líneas anteriores, en este aspecto es digno de destacar el quehacer de Baresi, o las galopadas por fuera de Maldini que además eran capaces de conducir con el balón suficientes metros para juntar al equipo en la contra.
Ataque organizado
“Me gusta que mis jugadores se diviertan en el campo, y para eso es necesario que tengan la pelota. Teniendo la pelota, es más fácil ganar” Arrigo Sacchi, 1998
Normalmente Galli el portero, iniciaba sirviendo por los pasillos laterales a los dos laterales que se abrían respecto a los centrales. El Milán no era un equipo de ataques largos, si Maldini o Tassoti podían progresar lo hacían. Desde allí se atendían a varias opciones, normalmente Donadoni, Evani o Colombo que ocupaban las posiciones de interiores, venían a apoyar a su compañero, rápidamente el medio centro de ese lado podía romper al espacio mostrado por su compañero, o en caso contrario era uno de los puntas quien lo hacía.
Solo en caso de no poder progresar, se jugaba con el medio centro contrario, o con uno de los centrales, que utilizaban cambios de juego constantes al otro lado.
Otra manera de afrontar esta fase de juego, eran los envíos directos, tanto para prolongaciones (normalmente sobre Van Basten), como sobre el espacio si se daban las circunstancias.
Organización defensiva
En el momento de perder balón, se priorizaba el retorno ordenado a las posiciones habituales, normalmente con mucha velocidad, más que a la propia recuperación del balón en sí. Sacchi sabedor de los condicionantes del reglamento, temía que una presión mal hecha, y si el portero recibía el balón, pudiendo entonces jugar con la mano, hiciese envíos directos sobre zonas desguarnecidas.
Es importante reseñar, que la forma de atacar del Milán, muchas veces fruto de contraataques, y también mediante muchos centros, obligaba también a atender a aspectos de repliegue.
¿Punto y Final?
Este análisis se ha hecho atendiendo a las interacciones, y no las acciones entre jugadores que se mostraban como complementarios, bajo el flujo que aportaba un modelo de juego desarrollado y complejo, que atendía a aspectos informativos relevantes, como características de sus jugadores, reglas del juego y modelos tácticos imperantes en la época y que evidenciaban una serie de comportamientos o regularidades tácticas más frecuentes. Estas son las que mi capacidad me ha permitido destacar, no nos olvidemos que vemos lo que sabemos, y que los que más saben son los que más aspectos relevantes pueden apreciar.